
Escapé de ellos, y después de tanto correr, logré esconderme en esta casa.
A mi parecer, los perdí, aunque puedo oírlos a lo lejos, gritando y con sus vehículos ruidosos.
Subí a este piso, y cuando al fin me sentí a salvo, pensé en escribir esta carta de ayuda.
Por allá, en el pueblo, imaginando que pasaría esto, gracias al cielo logré robarme una pluma de una de las casas.
Los oigo, están en la planta baja, y parecen verdaderamente enfurecidos. Llaman a mi nombre, pero no haré un mínimo movimiento más que el de mi mano, para escribir detrás de esta gran caja.
Clamo por ayuda, podrán encontrarme en la iglesia, me resguardaré en el campanario.
Verdaderamente, no entiendo el motivo por el que intentan atentar contra mi vida, y pido a Dios que me libre de ellos, después de todo, no veo la maldad en hacer eso con los niños.
Padre Jonás Ledesma.